En esta ocasión hemos ido un poco mas allá: hemos combinado las técnicas de depuración a través de la respiración a la vez que hemos ejercitado un poco nuestros músculos a través del movimiento.
Como ya sabemos porque ya se ha mencionado en entradas anteriores, la respiración es el VÍNCULO DE CONEXIÓN entre las dimensiones física y psíquica de una persona (puente de conexión mente-cuerpo). La RESPIRACIÓN CONSCIENTE, con su ciclo de inspiración/espiración, es el puente entre el aquí y el ahora, entre el dar y el recibir, y entre los diferentes seres vivos que poblamos el planeta, puesto que todos respiramos el mismo aire.
Su RITMO y FRECUENCIA están ligados a los ESTADOS EMOCIONALES:
- El miedo la inhibe.
- La ansiedad la acelera.
- El estrés la entrecorta.
- La tristeza la ralentiza.
- ...
Unos minutos respirando de forma consciente bastan para reestablecer el equilibrio emocional y la sensación de plenitud.
En esta sesión se han realizado la siguiente tabla de ejercicios, encaminados a vaciar al máximo nuestros pulmones, con la intención de vaciarlos de la mayor cantidad de sustancias tóxica atascadas en sus alveolos, para volver a llenarlos de nuevo de aire limpio hasta su máxima capacidad.
Acompañando a este nuevo ritmo respiratorio depurativo, se realizan ejercicios de estiramiento, equilibrio y torsión:
Comenzamos con un ejercicio para lograr pasar nuestra respiración pulmonar "normal" a respiración abdominal o diafragmática. Esta respiración es mucho más rentable energeticamente, a la vez que permite masajear las vísceras y facilitar el tránsito intestinal.
Una vez conseguida, hacemos una serie de ejercicios que nos permitirán calentar nuestros músculos y articulaciones y "desencajar" los huesos para los ejercicios que haremos a continuación.
Para ello, haremos rotaciones lentas secuenciales, comenzando por el cuello, hombros, tórax, caderas, columnas, piernas y tobillos.
Antes de comenzar el siguiente ejercicio debemos separar ligeramente nuestras piernas y flexionar un poco las rodillas.
- Concentramos mentalmente nuestra atención en la región perineal. Inhalamos profundamente y a continuación, a la vez que soltamos lentamente el aire pronunciamos: UUUUUUUUUUUU...
-Concentramos ahora nuestra atención en la zona del ombligo. Inhalamos profundamente y al exhalar, pronunciamos: OOOOOOOOOOO....
- Concentramos nuestra atención esta vez en nuestra glándula del timo (a la altura media del esternón). Inhalamos profundamente y al exhalar, pronunciamos: AAAAAAAA....
- Nos concentramos en la región de nuestra garganta (glándula tiroides). Inhalamos lentamente, y lentamente también exhalamos a la vez que pronunciamos: EEEEEEEEEE...
- Por último, centramos nuestra atención ahora en el entrecejo, a la altura de nuestra hipófisis. Inhalamos profundamente, y después acompañamos la exhalación con el sonido IIIIIIIIII......
(Ayuda a la concentración el ir señalando con los dedos medios de las manos los lugares donde tenemos que centrar nuestra atención).
Nos arrodillamos en nuestros tapices y nos apoyamos sobre nuestros gemelos (podemos utilizar un cojín entre estos y los glúteos si lo deseamos, para evitar dolor en las rodillas).
Durante la fase de inspiración, lo más larga y profunda posible, subimos el tronco, expandiendo nuestros músculos torácicos y abriendo nuestros brazos al máximo para que entre en nuestros pulmones la mayor cantidad de aire posible. Retenemos en aire en ellos durante unos segundos.
A medida que expulsamos el aire, lentamente, bajamos también al suelo, extendiendo nuestros brazos hacia delante, tratando de vaciar nuestros alveolos pulmonares lo máximo posible.
Repetimos este ejercicio unas 5 o 6 veces.
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Ahora nos imaginamos que somos una flor. Nuestra flor preferida o la que nos apetezca ser en ese momento. Desde nuestra posición, de rodillas en los tapices, nos imaginamos que crecemos durante la inspiración. Lentamente, desplegamos nuestros miembros al máximo, para mostrar toda nuestra belleza y lozanía. Somos flores hermosas, en plenitud.
Durante la espiración lentamente vamos descendiendo de nuevo, imaginando ahora que esa flor va marchitándose poco a poco hasta llegar suelo y morir allí, y renacer en la siguiente inspiración.
Repetimos este ejercicio al menos cinco veces.
Ahora, desde la posición erguida, con las piernas ligeramente abiertas y los pies mirando un poco hacia dentro, realizamos una gran espiración a la vez que levantamos los brazos. Contenemos el aire y tratamos de inspirar un poco más. Contenemos la respiración y tratamos de inspirar incluso un poco más aún. Se trata de llenar al máximo nuestros pulmones.
A continuación bajaremos lentamente mientras espiramos. Flexionamos nuestras rodillas y nos abrazamos. Espiramos lenta y profundamente. Espiramos un poco más. Retenemos y tratamos de empujar de nuevo el poco aire que queda dentro de nuestros alveolos.
Se trata de vaciar totalmente nuestros pulmones, de expulsar incluso el aire que pueda llevar retenido en ellos de forma residual desde hace mucho tiempo y volverlos a llenar completamente de aire nuevo.
Repetimos este ejercicio cuatro veces.
Nos sentamos de nuevo, con las piernas cruzadas. Realizamos ahora una respiración ayurvédica. Taparemos uno de nuestros orificios nasales con la yema del dedo pulgar e inspiramos profundamente contando mentalmente hasta cuatro.
Mantenemos la inspiración. Liberamos ese orificio nasal y presionamos ahora el otro con la yema del dedo meñique. Soltamos lentamente el aire, a la vez que contamos hasta ocho.
Este ejercicio nos servirá también para volver al estado de calma tras el ejercicio realizado en los anteriores.
Lo repetimos tres veces. Tras ello, dedicamos unos instantes a hacernos conscientes del lugar en el que estamos. Lentamente abrimos nuestros ojos y volvemos a la realidad de nuestra vida cotidiana, pero ahora llenos de energía pura.